Empieza bastante cítrico, con un toque verde y casi jabonoso que no se parece mucho al Fahrenheit clásico. Me sorprendió. Durante los primeros segundos se siente como si alguien hubiese cortado césped mojado y exprimido un limón encima.
Pero luego empieza a salir el cuero. Un cuero graso, sucio, casi aceitoso. Ahí sí empieza a tener esa vibra Fahrenheit, como una chaqueta vieja al sol. Y de repente, aparece la nota famosa: ese olor a gasolina caliente, como un coche apagado después de un viaje. Brutal.
En la piel evoluciona bien. Se va volviendo más limpio, más dulce, más cálido. No es el Fahrenheit más sucio que he probado, pero tiene momentos muy íntimos. Incluso noté un toque como de aliento caliente, raro pero muy humano. Al final se asienta en algo suave, masculino, que huele a piel y a recuerdo.
Me ha gustado mucho más de lo que pensaba. Es como oler a algo que pasó. Algo que te hizo daño, pero repetirías.