Esta equivalencia es perfecta y no tiene nada que envidiarle a la original. Por el nombre, uno pensaría que se trata de una combinación repostera de vainilla y coco, pero nada más lejos de la realidad.
Este perfume abre con una salida dulzona a coco pero que enseguida da paso a un ramo de flores muy cálido, como si el calor de la piel tuviese puesta una loción floral encima. Dura muchísimo y sus notas lo hacen muy versátil tanto para tardes de otoño como noches frescas de verano. El resultado es un coco muy liviano, casi etéreo, que va flotando entre pétalos de una manera muy sutil pero persistente, respaldado por un fondo de vainilla, tan dulce como lo puede ser el néctar de cualquiera de estas flores. A mí me huele como cuando vas paseando por la noche en verano y el aire pasa por los arbustos de la avenida y hueles las flores, casi dulces, todo envuelto por un halo fresco de coco.