Recuerda a Tobacco Vanille de Tom Ford
En los años 20 del siglo pasado, Cuba era un centro neurálgico mundial, en el que los Cadillac, los cócteles en las salas de fiesta, los cabarets y los casinos, se abarrotaban de personas de todo el mundo ataviadas con sus extravagantes trajes que acudían a los lujosos locales a divertirse, a enamorarse y a disfrutar de la vida...
TBV huele a eso. Huele a paseo en Cadillac descapotable por el malecón, a baile desenfrenado en el local de moda, a beso en la playa a media noche, a caricias sobre la piel, encuentro nocturno en la paya con la cálida brisa de cómplice. Huele a tabaco, vainilla y especias… A la opulencia cubana de los locos años 20. Elegante, informal, prácticamente unisex, sensual y atractiva.
Aunque se presta a usarse en invierno por su intensidad y dulzor, usada en noches de primavera o verano a nivel de playa, con la brisa marina, tiene ese aspecto denso pero seductor, plomizo pero atractivo, que lo hace embriagante en las distancias cortas... Bailar, besar y amar son sus hábitats.